El
llanto del amor
Arde mi voz en una garganta
seca de llanto,
cenizas son, ya las palabras
consumadas por el dolor;
no preguntes al eco si las oyó,
ni al viento, si con ellas se cruzó,
pues no hubo destino en su destino,
ni gentes ajenas en su cometido.
Pues morir y solo morir
quiere mi corazón,
entre estas deshabitadas paredes
llamadas desamor.
Que importa el tiempo que perdure
esa agonía,
si por tan bella flor,
mí juventud yo daría.
Que importa a quien valla dedicada
esta poesía,
si por amor mí vida yo vendería.
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