Me dejé morir
Me dejé
morir por no reconocer
que te
necesitaba,
que tú
eras el sol de mis mañanas;
y en
esta entupida muerte,
he
aprendido que la vida
es el
fluir de dos cuerpos en armonía,
como
tierra y semilla,
y que
la muerte llega
cuando
el jardín no se cuida,
cuando están
reñidos
el
corazón y los latidos. .
Me dejé
morir para olvidarme
de la
fortuna que al azahar perdí,
de
nuestra risas, nuestros escarceos
a la
luz de la luna, y de los días
que en banales
promesas no cumplí.
Me dejé
morir más allá
de la
austera soledad.
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