A las puertas del
deseo
Alabadas las manos
que esculpieran el camino,
para alcanzar las puertas
de tu alma
y poder así escapar
juntos del olvido.
Misioneras voces
sembraron tu piel, de cultos
y fanáticos halagos,
que fueron la semilla en el ayer,
y cosecha hoy de nuestros labios.
Pariendo así un fértil amor
minuciosamente cultivado,
regado con pasión
y el fuego de nuestros labios,
no pesa arrastrar la cruz,
no es un calvario de dolor,
no llora en vano mi corazón,
si este amor,
me guía a tu brazos.
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